¿Quién soy? ¿de dónde vengo? ¿a dónde voy? Éstas son las clásicas preguntas que nos vamos planteando a lo largo de nuestra vida. El turismo genealógico es una nueva tendencia que ha ido creciendo durante estos últimos años. La vida sigue y las formas de viajar evolucionan con el objetivo de que aquellos adictos viajeros puedan vivir experiencias únicas en sus viajes.
¿Qué es el turismo genealógico?
El turismo genealógico o ancestral, que mueve cientos de miles de personas cada año en todo el mundo, es aquel que nos lleva a visitar los lugares relacionados con nuestros antepasados, a visitar los lugares de donde proviene nuestra familia, nuestro apellido, a conocer la cultura, la lengua, la oferta gastronómica, los oficios, los paisajes de nuestros ancestros. Un reencuentro con nuestra propia esencia, nuestras raíces.
¿Cómo sé de dónde provengo?
Mediante una muestra de ADN que revela los orígenes étnicos y culturales que llevamos en la sangre. La genética sirve como único pretexto para conocer y experimentar un nuevo destino que, de alguna forma, resulta familiar.
Cuando tenemos nuestro estudio genético hecho, este nos da la oportunidad de conocer los lugares de donde perteneces, los pueblos de tus ancestros, la casa de tus tatarabuelos, el paisaje secular de tu familia, quizás conocerás gente que lleva tu mismo apellido o historias familiares hasta ahora desconocidas. Pisando las mismas calles, descubrirás los oficios, las comidas, sentirás los olores, los sonidos .... Todo dependerá del hilo de la historia personal única, de tu familia, de tu ascendencia.
¿Cómo es el turista genealógico?
No existe un perfil definido de turista genealógico. Aunque, por lo general, suele ser una persona inquieta que no tiene reparo en realizar un viaje intercontinental de larga duración y en solitario. No busca grandes lujos ni comodidades. Su viaje responde, más bien, a un claro objetivo: conocer sus orígenes.
¿Cómo es el viaje genealógico?
El viaje genealógico empieza con una prueba de ADN en la que se descubren los componentes étnicos y culturales ocultos en el viajero. También se investiga el árbol genealógico y se profundiza en las raíces familiares. Una vez definido este primer punto de partida, se establece la ruta de viaje que llevará a conocer los antepasados del viajero. El turista genealógico es un aventurero intrépido con ganas de preguntar y descubrir su propia historia en primera persona.
Viajar siempre es conocer. El turismo genealógico es una bonita manera para que uno mismo averigüe por su cuenta quién es y de dónde viene.
Cada vez más, el turismo evoluciona y los viajeros empedernidos buscan experiencias diferentes intentado vivir la cultura desde dentro, sentir los olores de cada lugar que visitan, relacionarse con la gente, etc. Muy lejos está el turista que no se bajaba de un autobús con unos auriculares en las orejas con el típico sermón cultural.
¡Experiencias modo ON!
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